¿Coworking en Guadalajara?

Lo que quiero proponer como nuevo uso para el Parque Móvil Ministerios está relacionado con los viveros de empresas y el coworking. Se trata de una manera de trabajar que permite que varios profesionales independientes de sectores distintos compartan un mismo espacio de trabajo donde se fomenta la colaboración, el trabajo en comunidad, la multidisciplinariedad y el networking. Estos centros proporcionan un escritorio individual, acceso a internet y otros servicios asociados para que sus usuarios puedan desarrollar su actividad. Son utilizados por profesionales que llevan consigo tan sólo sus portátiles para llevar a cabo su labor: informáticos, diseñadores, arquitectos, periodistas... Buscan fomentar la vida social, trabajar en colaboración, hacer prácticas de gestión cercanas a las de una cooperativa, así como una atención más personalizada formando parte de una comunidad, ofreciendo una solución para el aislamiento que supone para trabajadores independientes que desarrollan su trabajo desde casa.



Si existe un sitio en la capital que de alguna forma es un referente éste es Hub Madrid, creado por el estudio de arquitectura madrileño Churtichaga + Quadra-Salcedo. Situado en la calle Gobernador (tras el edificio Caixafórum), se trata de un local de 350m2 que fue un antiguo garaje para los coches de línea que unían la estación del Norte con Atocha, una burbuja espacial en una de las zonas más colmatadas del centro de Madrid. Los clientes, un grupo de jóvenes emprendedores que querían construir unas oficinas a tiempo compartido para profesionales autónomos.

La intervención se apoya en criterios de ahorro energético, sostenibilidad económica y reciclaje. Se plantearon no alterar ni ocultar las capas de vida de este espacio, prácticamente no diseñar. Así, decidieron aislar la cubierta y añadir un suelo radiante bajo grandes tablones de madera que fuera caliente en invierno y fresco en verano. No pintaron las paredes, sólo forraron de fieltro de lana reciclada las salas de reuniones y dejaron su pátina a la vista, con sus rótulos antiguos y sus defectos. Decidieron no comprar casi  nada nuevo, invitaron a sus futuros habitantes a donar sus muebles usados para darles otra oportunidad. Buscaron algo que amueblara y sirviera de comodín: cajas de fruta que son también taburetes, apoyos, forman una escalera, una librería o unas taquillas. Por último plantaron un naranjo en el antiguo foso del cambio de aceite.

Esta antigua nave recuperada ahora como lugar de trabajo tiene vocación de, bajo un ambiente contemporáneo, ser un lugar creativo donde trabajar, reunirte o preparar un evento. Encontramos puestos de trabajo, salas de reuniones, un espacio destinado a talleres y eventos, biblioteca y cocina. Actualmente acoge numerosos eventos y se ha convertido en un importante foco de actividad cultural y social del Barrio de las Letras.