Fotografiando Arquitectura

Si hay algo que me apasiona desde que me embarqué en el mundo de la Arquitectura hace ya una década es sin duda la Fotografía. Fotografía de todo tipo y movimiento, pero especialmente la Fotografía de Arquitectura.

Desde que comencé a estudiar la carrera me ha interesado mucho el mundo editorial y he sido devorador de toda revista y libro relacionados con la difusión de proyectos y obras arquitectónicas que caía en mis manos. Y claro está, además de memorias, planos, esquemas, maquetas, bocetos o infografías, la fotografía que acompaña a cada reseña es muy importante. Es una forma de acercamiento a numerosos edificios que de otra manera no podríamos tener ocasión de ver personalmente, por no estar permitida su entrada al público general, una ubicación lejana o incluso ser una obra ya desaparecida.

Por eso siempre recuerdo que en algunos viajes realizados a lo largo de la carrera, mientras mis compañeros dibujaban en su cuaderno, tomaban notas o simplemente contemplaban las obras que visitábamos, yo no soltaba la cámara ni un momento, empeñado en buscar las mejores tomas que el escaso tiempo que permanecíamos en ese lugar me permitía.

Por este motivo decidí tomar clases de Fotografía tanto en la UAH como en la ETSAM, con intención de profundizar en su técnica y tomar mejores fotos con el tiempo, habiendo cursado ya más de 130 horas entre clases teóricas y prácticas, en analógico y digital combinando con Photoshop.

Es todo un reto enfrentarse a un edificio ya construido o aún en obras, ya sea consolidado o recién inaugurado, e intentar sintetizar en unas pocas instantáneas algunas de sus cualidades más interesantes. Aunque pueda parecer que cualquier foto vale a la hora de retratar un edificio y que son sólo otras técnicas como el dibujo o las volumetrías capaces de expresar cómo es o será una obra, la posibilidad de jugar con la toma, el encuadre, el color, la textura, la geometría, el tiempo y un sinfin de posibilidades a la hora de captar la esencia de un edificio llevan mucha preparación y práctica. El objetivo siempre será transmitir al espectador las intenciones del autor del proyecto pero sin perder la parte creativa del fotógrafo, quien aportará su visión personal.

Sobre estos temas hace tiempo nos hablaba el fotógrafo y también arquitecto Miguel de Guzmán,en una entrevista que tuve ocasión de hacerle, donde plantea algunas reflexiones interesantes. Y es que a pesar de que en la era de Internet cada vez tiene más presencia el vídeo para conocer obras arquitectónicas, la fotografía sigue siendo la manera más directa de conocerlas ya que es el observador quien decide el ritmo y el tiempo dedicado a cada una de las imágenes que describe una obra.

Por este motivo me dedico desde hace tiempo a realizar de forma más seria Fotografía de Arquitectura, haciendo reportajes completos de algunos edificios, por mi cuenta o por encargo. En la actualidad, estoy haciendo un inventario completo de los edificios que la larga trayectoria del estudio del doctor arquitecto Ricardo Aroca tiene en Madrid, tarea apasionante porque muchos edificios tienen más de 40 años y son poco conocidos y porque sólo en la capital tiene cerca de medio centenar.

Son muchos los edificios que han pasado por el objetivo de mi cámara, pero ahora de forma más decidida que cuento con una cámara réflex digital de gama media. Así, pude visitar la nueva comisaría de Fuencarral antes de ser inaugurada, el recién estrenado Palacio de Comunicaciones en Cibeles, las últimas intervenciones que se están desarrollando actualmente en Matadero Madrid, la nueva sede del Colegio de Arquitectos o más recientemente la futura Catedral de las Nuevas Tecnologías.

Quiero seguir profundizando en esta rama de la Fotografía y continuar retratando edificios de Madrid y otras ciudades, haciendo reportajes monográficos sobre edificios bajo encargo. Os dejo mi tarjeta de visita.